Carta del Arzobispo Allen H. Vigneron a los feligreses del arquidiocesis de Detroit
“Vayan, pues, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he encomendado a ustedes. Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin de la historia”.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
A principios de este mes, la Congregación del Vaticano para la Doctrina de la Fe emitió una nota doctrinal importante alertando a la Iglesia en todo el mundo que los bautismos en los que se cambia una palabra o palabras en particular no son válidos. Específicamente, decir “(Nosotros)Te bautizamos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” no transmite el sacramento del bautismo. En otras palabras, los ministros deben permitir que Jesús hable a través de ellos y diga: “Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.
Al hacer esta aclaración, la Congregación apuntó hacia Concilio Vaticano II, que estableció que nadie “incluso si es sacerdote, puede agregar, quitar o cambiar nada en la liturgia por su propia autoridad”.
Uno de nuestros sacerdotes de la Arquidiócesis de Detroit recibió esta noticia con particular devastación. El padre Matthew Hood, un graduado del Seminario Mayor del Sagrado Corazón que buscó la ordenación al sacerdocio en junio de 2017, había visto recientemente un video familiar tomado en el momento de su bautismo cuando era un bebé y se dio cuenta de que el diácono celebrante decidió cambiar las palabras adecuadas (fórmula) del bautismo, usando “Te bautizamos” en lugar de “Yo te bautizo”.
El padre Hood se comunicó de inmediato con la Arquidiócesis y se tomaron las medidas necesarias para remediar su situación. Recientemente fue bautizado válidamente. Más aun, dado que otros sacramentos no pueden recibirse válidamente en el alma sin un bautismo válido, el padre Hood también fue recientemente confirmado válidamente y ordenado válidamente como diácono de transición y luego sacerdote. Demos gracias y alabemos a Dios por bendecirnos con el ministerio del padre Hood.
La dificultad de esta noticia también tiene un impacto sobre el resto de nosotros. El diácono que intentó bautizar al padre Hood por primera vez, el diácono Mark Springer, usó esta fórmula inválida mientras estaba asignado a la parroquia de St. Anastasia en Troy, durante el período de 1990-1999. La parroquia y la Arquidiócesis de Detroit intentarán contactar a aquellos a quienes el diácono intentó bautizar, para que puedan recibir los sacramentos válidos. La arquidiócesis ha dado a conocer la identidad del diácono en un intento de alertar a las personas con las que es posible no tengamos forma de comunicarnos.
Esta noticia también afecta a muchos que han interactuado con el P. Hood durante estos últimos tres años, durante los cuales su capacidad para celebrar sacramentos válidos ha sido extremadamente limitada. Hay más información disponible aquí sobre el efecto en cada sacramento. Las parroquias donde el P. Hood ha sido asignado, Divine Child en Dearborn y St. Lawrence en Utica, estarán colaborando con la arquidiócesis para contactar a aquellos que buscaron los sacramentos con el P. Hood, con el propósito de que las circunstancias de cada individuo puedan ser examinadas y rectificadas.
Como siempre es el caso con Cristo, hay esperanza en medio de esta oscuridad. La Iglesia, siguiendo el pensamiento de Santo Tomás de Aquino, reconoce que Dios se ha vinculado a los sacramentos, pero no está vinculado por los sacramentos. Esto significa que, si bien podemos tener la certeza de que Dios siempre obra a través de los sacramentos cuando son debidamente conferidos por el ministro, Dios no está vinculado por los sacramentos en el sentido de que puede extender y extiende Su gracia de manera soberana. Podemos estar seguros de que todos los que se acercaron de buena fe al padre Hood para recibir los sacramentos no se marcharon con las manos vacías. Sabemos que Nuestro Señor, en su infinito amor por nosotros, nos brindó alguna medida de gracia. Dios se siente atraído por corazones que están abiertos a Él en amor.
Al mismo tiempo, los sacramentos, debidamente administrados, son ritos visibles y canales eficaces a través de los cuales fluye la gracia santificante de Dios para quienes los reciben con la debida disposición. El bautismo válido coloca la gracia santificante en el alma, que es necesaria para que un alma pase la eternidad en el cielo. El pecado es una pérdida de la gracia santificante, pero todos los sacramentos obran de acuerdo con su propósito de dar y fortalecer la gracia santificante en el alma. Esta gracia es un tesoro de tesoros y debemos hacer todo lo posible para proteger la integridad de los sacramentos a través de los cuales la recibimos. Es deber de la Iglesia local asegurarse de que todas las personas confiadas a su cuidado disfruten del pleno beneficio y la certeza de la recepción válida de los sacramentos, que se nos han dado para mantenernos lo más seguros posible en el camino al cielo.
En nombre de nuestra Iglesia local, lamento profundamente que este error humano haya tenido como resultado la ruptura de la vida sacramental de algunos fieles. Daré todos los pasos necesarios para remediar la situación de todos los afectados. Este compromiso es, en parte, el motivo por el que les escribo hoy, con la esperanza de que puedan ayudarme a identificar a aquellos que necesitan los sacramentos. Si cree que su propio registro sacramental puede estar relacionado con el ministerio del diácono Springer o con el del padre Hood, por favor de clic aquí para comunicarse con la arquidiócesis o llame a su parroquia para obtener más información sobre cómo proceder.
Les pido que se unan a mí para orar por el padre Hood, por el diácono Springer, por los fieles directamente afectados por esta situación y por toda la comunidad católica del sureste de Michigan. En palabras de San Pablo a los Filipenses: “No se inquieten por nada; antes bien, en toda ocasión presenten sus peticiones a Dios y junten la acción de gracias a la súplica. Y la paz de Dios, que es mayor de lo que se puede imaginar, les guardará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús”.
Sinceramente suyo en Cristo,
El Reverendísimo Allen H. Vigneron
Arzobispo de Detroit